"Uno de esos lugares donde el tiempo carece de valor. Hemos comido muy bien, siempre cuidados por unos de los camareros más simpáticos y atentos que he visto en mucho tiempo. Nos han atendido cuando ya era un poco tarde, con una sonrisa y sin problema alguno. Los platos son muy buenos, totalmente inesperado cuando hemos llegado al local y hemos visto que servían platos combinados. El conejo con ceps es de otro mundo. Sabroso, bien cocinado, delicioso y abundante. Ha sido el mejor de la comida. Los callos han quedado segundos, bien condimentados, con un toque de tomillo exquisito. Y para abundante, la ensalada de queso de cabra y nueces, no hay ensalada más variada y rica. El carpaccio de vaca vieja es el que menos nos gustó, pero más por lo extraordinario del resto de platos que porqué este no estuviera bueno. Después estuvimos hablando con Gabi (espero haberlo escrito bien) y Jaime, los dueños del bar. Tercera generación desde 1940, y al comer allí entiendes porqué se han mantenido durante este tiempo. Ha sido una charla súper enriquecedora. Gracias por estos chupitos de cassis y por ese tiempo charlando con nosotros. "