"Siempre solíamos pedir a esta pizzería, la relación tamaño-precio-calidad frente a sus competencias es lo que le distinguía. Hoy hemos tenido una mala experiencia. Hago un pedido a las 21:30, que llegaría a las 22:15 como tarde según el trabajador que nos atendió por teléfono. El pedido llega a las 22:45, la pizza fría y tiesa. La razón: mi compañero se ha quedado tirado con la moto, he tenido que ir yo a por él y la pizza, y por eso he tardado más . Para colmo no traían datáfono aún habiéndolo avisado, un olvido que nunca suele ocurrir. El repartidor se marcha a la voz de luego vuelvo y te cobro . Maaaaaravilloso. Y sí, por increíble que parezca, he pagado 12,95€ por una pizza que ni el perro la quería, costaba hasta morderla. Qué fácil hubiera sido que la pizzería nos llamase para contarnos este accidente de la moto, así hubiésemos decidido si comernos una pizza fría, no comérnosla, o que nos la comiéramos caliente. Decidir. El cliente cuando pide comida su primer derecho es decidir. Anoten. Total que sí, volvió, y dijo Joe, si nos hubieras llamado te traemos otra . Ya, pero yo mañana trabajo, me levanto a las 6am y no, no puedo esperar otra hora a que traigan la pizza. Decepción. Por la experiencia que tengo en atención al cliente y restauración, hubiese actuado de otra manera. Mil veces me he encontrado con esta situación frente a un cliente que espera su comida rápida (a la comida rápida le llaman rápida porque es rápida) y caliente, y al menos he tenido el detalle de compensarlo, ya sea haciendo un descuento, o algo que compense el mal trago que acaba de pasar el cliente que probablemente no vuelva a pedir más. Una pena por ustedes, pizzería Carlos, que hayan perdido un cliente tan asiduo como éramos mi familia y yo. Resumen: más profesionalidad personal. Qué sería de un comercio sin la fidelidad de un cliente. Muy descontenta."
