"Habitación limpia y cálida con balcón con vistas al río y al puente. Personal amable y atento. Estuvo todo bien, salvo la habitación de al lado, que tenía un niño madrugador y muy hablador (Jaime, bastante majo), al cual, en lugar de animarle su padre a jugar y a cantar y lanzar no sé qué cosas desde las 7:40 a.m., le podrían dejar tranquilito, como estaba él, para intentar molestar lo mínimo, sabiendo que en estos sitios se oye todo y la gente suele ir a descansar."