"Después de que el restaurante que teníamos reservado nos dejase tirados a las 15.30h, hicimos 40 minutos para llegar aquí sin saber que iba a ser el sitio que hiciera de nuestro domingo un día de 10. Nos sirvieron de comer a las 17.30, todos los trabajadores super atentos y con una sonrisa. Tuvimos una mesa vip debajo de una higuera donde después disfrutamos del atardecer (nos avisaron que había moscas pero no nos importó . La comida riquísima toda, con un pan con tomate y all i oli casero espectacular. Nos hicieron sentir como en casa a pesar de las horas y que tuvieron que trabajar fuera de horario. Seguro que volveremos. Gracias porque aprendimos que todavía queda gente humana que empatiza con la situación de 7 personas con dos perros que se iban a quedar sin comer después de subir el Peñagolosa."